lunes, 9 de febrero de 2009

Mediterráneo

Recuerdo que cuando era niño mi mamá solía escuchar a Joan Manuel Serrat seguidamente. A mí no me gustaba mucho, de hecho prefería escuchar rock, pensando que esta música era anticuada o "para viejos". Pero la calidad de Serrat en algún momento caería por su propio peso ante alguien que con los años iba desarrollando su sensibilidad.

Obviamente el catalán después entró en estima. Así como otra música de mi mamá, así como el brócoli, los garbanzos o las habas. La música años más tarde me fue entrando como desde dentro hacia fuera. Como si de no oírla por mucho tiempo, el día que retornó azarosa la reconocía como parte de mí. Nunca se fue. Sólo se despertó. En ese momento me daba cuenta de que de tan familiar, de tan mía, me gustaba mucho. La letra es de una belleza rítmica e imaginativa que ya nunca dejó de conmoverme.

Ya mucha música y poesía había pasado por mí. Mis ojos ya habían mirado el Mediterraneo desde diferentes costas. Ya estaba abierto a todo lo que me pudiera sensibilizar, sin los prejuicios de antes...



¿Qué condición real tendrá el haber nacido en el Mediterraneo? -me pregunto.
El adquirir en la personalidad lo templado de sus aguas, quizás -me contesta mi voz interna.
¿Habrá algo especial? -me pregunto otra vez.
Quizás sólo es poesía -sentencia mi voz interna.

MEDITERRÁNEO

Quizás porque mi niñez
sigue jugando en tu playa.
Y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por dondequiera que vaya.
Y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.
Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno.
Que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero.
Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo.
Y te acercas, y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere
que se conoce y se teme.
Ay, si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo.
En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte
quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.
Cerca del mar porque yo
nací en el Mediterráneo.

Acá hay otro video con el tema en vivo en la época. Es buena la grabación. Me gusta la onda del programa y de Serrat.
El grupo también está muy bueno.



Una vez, por cosas de la vida, me encontré en Barcelona haciendo entrevistas acerca de la vida de Serrat. Un reconocido crítico de música me comentó que el arreglista de Mediterráneo se había inspirado en Take Five de Dave Brubeck para el comienzo del tema. De hecho, el tiempo irregular se mantiene a lo largo del tema. Creo que no están exactamente en el mismo tiempo, pero sí Mediterráneo está claramente inspirado en este tan conocido tema de jazz. Después de escuchar esto, a penas pude, fui a consultar el disco de Brubeck y entendí lo que decía el crítico. Hay una clara similitud en el comienzo.

Esto fue uno de esos detalles que me gusta que pasen. Es cuando las cosas comienzan a encajar. Son pequeñas piezas del gran puzzle de la vida. Ese viejo tema que tanto escuchó mi madre, volvió a mí más tarde, cuando ya escuchaba jazz, cuando tenía otras cosas en mi bolso de conocimientos y gustos. Volvió sin saber por qué y lo acepté sin saber por qué. Cuando muchos años después viene este crítico y comenta todo esto, me doy cuenta una vez más que a veces las cosas se conectan más de lo que uno cree. Estoy convencido que cuando esto ocurre una voz en el viento dice "Dale, vas por buen camino".

Lo malo de todo esto es que en Barcelona tuve la suerte de estar con Serrat en su oficina. Nuestra pequeña relación de unas pocas horas fluctuó desde la indiferencia inicial hasta un abrazo y un beso de despedida, pasando por vanidosas defensas de su jersey, indignación por interrumpirlo y agradecidos gestos de relajo.

Cuando mi madre supo que iría a verlo, me dijo, en su inocente tono "Aaaah qué bueno, qué envidia. ¿Tráeme un autógrafo?". En un principio pensé que sólo era una broma, pero después de que me repitiera varias veces la petición, incluyendola hasta en conversaciones transoceánicas, entendí que la cosa iba en serio. "Qué vergüenza", pensé. Pero había que hacerlo.

Días antes de la entrevista, entre mis manos tuve una muy buena biografía de Serrat en el Fnac de Plaza Cataluña. Pensé que era el lugar perfecto para el autógrafo. Pero la sola imagen de verme con el libro pidiendo ese pequeño (y aparentemente insignificante) garabato, me hizo dejar el libro en la mesa y salir a la calle.

Ya en la oficina de Serrat aún quedaba la posibilidad de pedir el autógrafo en una boleta, un ticket de metro o un papel cualquiera. La vergüenza me venció. Qué vergüenza mi vergüenza.

Mi mamá me enseñó Serrat.
Ella me pidió el favor del autógrafo.
Yo no lo hice.

Nulo pago a tan linda herencia.
Hay varias herencias que pagarle aún...
y hay que sumar esto.
Yo no nací en el Mediterráneo.


Dave Brubeck Quartet
Take Five




3 comentarios:

Marisol dijo...

abrazaste a serraaattttttt!!! aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...
y si, qué verguenza tu verguenza
jijij
s.

Diego Divagando dijo...

..y me dio un beso. No lo olvides.

Sole dijo...

me ha encantado tu blog.. me gustan muchas cosas similares.. saludos