miércoles, 28 de enero de 2009

Rarezas del inconciente

Me pregunto hasta dónde llegan los límites del inconciente. Cuánto de lo que hacemos está dirigido por él sin que nos demos cuenta. Será que un sentimiento se figure de maneras escondidas?

Será que no queda más que la realidad?

Puede ser acaso que ya no son bienvenidos, en nuestros pequeños mundos, los castillos de cristal, los sueños en technicolor, los cuentos, las idealizaciones?

Qué tan gris puede ser la existencia con sólo la realidad?
La realidad te hará perder el amor?
El amor te hará perder la realidad?

No sé qué tipo de azares hace que todo esto se junte. No sé si serán azares o realidades. Realidades o posibilidades. Posibilidades o evidencias. Evidencias o verdades. Verdades o relatividades. Qué difícil es saber, algunas veces, cuando estamos presentes ante un hecho fortuito, que puede explicarse de diversas maneras, cuál es la "verdad". La "realidad". Quizás es una empresa inútil. Quizás es menos importante lo que puede ser que lo que te puede llegar a hacer reflexionar.

Figúrate que no sé qué pensar.
No sé si es el inconciente.
No sé si ganan los azares o las señales.

Lo único que sé es que sólo puedo hablar desde lo real de mi carne que convive con un alma que no se decide entre lo etéreo y lo palpable. Lo imaginable y lo dibujable. Lo concreto y lo inefable.

1 comentario:

cuerpodemujer dijo...

Pienso que habitamos una especie de limbo, un borde en el que nos sentimos siempre a punto de caer sobre la realidad o estrellarnos contra un sueño.
Desde ese borde, miramos ansiosos hacia uno y otro lado esperando una señal que nos permita palpar nuestra alma, pero en el mundo de lo inefable la piel, las calles y las palabras son sólo retazos con que construir el día a día.
Hay algo inexorable en la existencia que atemoriza y al mismo tiempo hace brotar las cosas más bellas.